viernes, 16 de enero de 2015

Notas de un blogger

1.- La jornada de un parado no empieza ni acaba.
2.- En la peluquería masculina a mucha honra que tengo debajo de casa, hablan de yihad y Podemos con el mismo entusiasmo y conocimiento de causa.
3.- La independencia cuatro años después...
4.- Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y ha muerto Anita Ekberg, Almodóvar se compara con Fellini.
5.- A veces cronopio, a veces ornitorrinco.
6.- Debo insistir en la posibilidad de que alguien me dé un masaje.
7.- La primera pregunta es ¿qué quieres hacer?
8.- No me atrevería a recomendar a ningún sevillano que vote a Podemos en las próximas municipales. Y al paso que llevan, a ningún nada.
9.- Parece que hay un brote de gripe.
10.- Nunca ha habido mejor Tarzán que Weissmüller, señor Cristiano.
11.- "Crema de lentejas tempranas con crujiente de ibérico". Lo he visto.
12.- Macarrones con carne. Lo he comido.
13.- Artur Mas ha demostrado que, además de un ultraliberal sin un ápice de compasión por el prójimo, es un político hábil, con un instinto para conservar el poder fuera de lo común. Junqueras pasará a ser otro más de ERC.
14.- Tengo como un talento indescifrable que no consiguen descifrar en ningún proceso de selección.
15.- Vamos a reivindicar el fetichismo y los largos desayunos en compañía del periódico.
16.- Frente frío entrando por Galicia. Pues podía entrar una horda de vándalos que se llevara por delante a todos los mierdas que nos sobran.
17.- Paso de la diecisiete, para lo que tenía que decir...
18.- ¡Madrileños!, ¡madrileñas!, ¡gora San Fermín!
19.- Y ya.

jueves, 8 de enero de 2015

Poesía - Jorge Arbenz

De 1977 solo puedo decir
que lo recuerdo perfectamente
Cumplía trece años en noviembre
vi por primera vez un
Citroën CX de color gris metalizado El verano
lo pasé en la playa con mis padres mi tíos mis primos
varios miles de veraneantes En un apartamento
alquilado húmedo en
segunda línea de mar Mi prima siempre
estaba en la playa embadurnada en aceite de té
para volver morena en septiembre
Frecuentábamos una pizzeria y un chiringuito que
tenía unos camareros bajos morenos
simpáticos
porque no le gustaban a mi padre Fue
también
mi último verano sin suspensos en matemáticas
y gimnasia
Esperando en la oficina de empleo de Empleo
pasaba el rato con un conquense de mi edad Simpático
como un camarero
Nacido quince años después del 1977
que recuerdo perfectamente

miércoles, 7 de enero de 2015

Charlie Hebdo



Creo que ya no puedo más, después de mucho tiempo de decirme a mí mismo que la religión no es ni buena ni mala, que todo depende de la interpretación y el uso que se haga de ella, después de decirlo públicamente siempre que he podido, admito que he cambiado de opinión. Está claro que hay creyentes que aúnan en su persona la firmeza de sus convicciones religiosas y la mejor de las predisposiciones hacia el prójimo, no seré yo quien lo ponga en duda, pero ya no me parece un criterio suficiente para la tolerar la religión en el espacio público, en cualquiera de sus manifestaciones rituales o legales.

Son demasiadas las veces que, en nombre de la religión - o la patria, otro aglutinador social de extraordinaria eficacia- se cometen los actos más abyectos, son demasiadas las vidas pérdidas en ellos. Los asesinos de diez periodistas no querían justicia o reparación moral a las ofensas a sus creencias, solo buscaban la muerte y la venganza, sentirse fuertes, como nunca lo habían hecho antes de entrar en la espiral del odio que la desesperación, la ignorancia y la pobreza fomentan en los que se perciben como víctimas de una sociedad que los excluye, por muy diversos motivos.

Solo el laicismo es inclusivo en la igualdad, la religión solo lo es en sistemas de subordinación contrarios, por completo, a la idea de verdadera democracia.
La religión debe ser extirpada del espacio público y confinada sin matices al ámbito privado. Ni en calles, ni en escuelas ni en leyes.
Solo el laicismo, que preserva lo público de las convicciones privadas, puede garantizar la convivencia.
Solo el conocimiento, la razón y la justicia social nos traen la luz.

domingo, 4 de enero de 2015

El último héroe.

Mi último héroe se llama César Bona y es un maestro aragonés.
Los maestros están en lo más alto de mi escala de admiración porque padecí tantos malísimos que, en cuanto tuve uno excepcional, me di cuenta de la felicidad que pueden aportar a la vida de cualquier niño o adolescente. Desde entonces, cualquier buena noticia relacionada con ellos me produce una enorme alegría.

Estoy seguro de que en este país hay muchos maestros como César Bona, mujeres y hombres que deberían tener la consideración de héroes, como los bomberos o los médicos. Ejercen una profesión difícil en un país que tradicionalmente los ha despreciado, a ellos y a su trabajo. Salvo en el primer tercio del SXX, que culminaría con la obra extraordinaria aunque efímera de la II República.

Sobre las espaldas de los maestros se edificará un país nuevo de verdad, mucho mejor que el que tenemos ahora, pero es necesario que los ayudemos: mejores sueldos, mejor formación, mejores medios y mejor Gobierno. Siempre lo mejor que el país puede darles.