domingo, 1 de diciembre de 2013

Caridad

Estos días se organiza una recogida de alimentos en casi todas las grandes superficies de Cataluña; la campaña lleva el nombre de "El gran recapte", algo así como "La gran colecta".
Los medios hablan con entusiasmo de la capacidad de la "sociedad civil" para organizarse y ayudar al prójimo en dificultades, de la solidaridad de los ciudadanos con los más desfavorecidos.

A mí estas acciones me producen escalofríos, aunque entienda la necesidad de los destinatarios, porque implican que la caridad vuelve a ser el eje de la ayuda a los más vulnerables, todo lo que se había avanzado en la construcción del concepto ciudadano de la solidaridad, recula ante el neoconservadurismo religioso de rostro humano. De nuevo el ser humano empobrecido pierde sus derechos, se convierte en el remedio de los piadosos y acomodados para tranquilizar las conciencias y olvidar sobre qué han construido su opulencia.