sábado, 28 de abril de 2012

A bote pronto

Sigo inmerso en una suerte de desconexión forzada, así que este post tiene un cierto carácter terapéutico.

Mi madre lleva un mes ingresada en un hospital de esa sanidad pública, y debo decir que la huella de los recortes se percibe en cuanto se llevan unos pocos días como huésped de la misma.
El deterioro de la atención es muy evidente; el sistema solo se sostiene por las convicciones personales de algunos trabajadores y la colaboración de los familiares de los ingresados, que tratan - tratamos- de suplir la falta de medios y personal con más voluntad que pericia. Y podéis creerme, se llega al hartazgo, a las ganas de salir corriendo.
Afortunadamente nadie se engaña ya  a estas alturas: nos quieren pobres, ignorantes y con una esperanza de vida que no suponga un riesgo financiero para los mercados. El único problema es que el común de la gente ha decidido ignorar que quieren exterminarnos.

Este país fragmentado en taifas a mayor gloria de los cafres que lo gobiernan, no ha dudado en paralizarse para escuchar el relato de como un entrenador de fútbol se despide del equipo de moda, para llevar una vida de jubilado multimillonario a los cuarenta años. Y lo digo yo, que todavía puedo considerarme seguidor de ese mismo equipo, pero es algo que nos retrata y para muy mal.
Naturalmente esto no es fruto de la casualidad, forma parte de la estrategia de distracción que está siendo puesta en práctica por el verdadero poder - los mercados- y sus lacayos - la clase política-.

Debería hacer un post más largo, tal vez debería, pero no tengo ganas y sigo siendo el mismo vago de siempre, no obstante hay algo que me gustaría compartir con "la familia": ya está en papel la segunda edición de "Días como todos", mi primer libro de poesía, que tuvo una primera edición hace tres años y el éxito editorial que se le supone a una obra sin más aspiraciones que la de hacer famoso al autor.
Ironías al margen, quiero agradecer de nuevo al equipo de Talentura Editorial, antes Policarbonados, el esfuerzo de reeditar "Días como todos".
Espero que podamos vernos en la presentación de Talentura en Barcelona, para hablar del mérito que supone meterse en estos líos de hacerse editor en estos tiempos tan poco propicios.

"Cuando estuve en el mar era marino...." - Jaime Sabines.

Cuando estuve en el mar era marino
este dolor sin prisas.
Dame ahora tu boca:
me la quiero comer con tu sonrisa.


Cuando estuve en el cielo era celeste
este dolor urgente.
Dame ahora tu alma:
quiero clavarle el diente.


No me des nada, amor, no me des nada:
yo te tomo en el viento,
te tomo del arroyo de la sombra,
del giro de la luz y del silencio,


de la piel de las cosas
y de la sangre con que subo al tiempo.
Tú eres un surtidor aunque no quieras
y yo soy el sediento.


No me hables, si quieres, no me toques,
no me conozcas más, yo ya no existo.
Yo soy sólo la vida que te acosa
y tú eres la muerte que resisto.