lunes, 7 de marzo de 2011

Poetas

El viernes de la semana pasada, por una circunstancia fortuita relacionada con mi trabajo, alguien leyó en voz alta el nombre de la hija de José Agustín Goytisolo y yo dije: " Es la hija de José Agustín Goytisolo". Ante la extrañeza de quien había leído su nombre entre otros muchos, repetí: " José Agustín Goytisolo". Mi compañera volvió a mirarme como quien descubre a un alienígena infiltrado entre los suyos y me preguntó: " ¿ Y éste, quién es?".
Yo le dije que era un escritor que había vivido en el barrio y volví a mis cosas, sin que a ella le preocupara lo más mínimo la identidad de Goytisolo o mi interés en ella. Cosas del raro - pensaría con toda seguridad-.

No me he quitado la anécdota de la cabeza en todo el fin de semana. Parece imposible, al menos a mí me lo parece, que la gente que te rodea durante tanto tiempo cada día, esté tan lejos de ti, de tus intereses. Es algo que me resulta muy extraño y, además, me provoca incomodidad - esto último más relacionado con mis peculiaridades y manías, que con las personas que la provocan-.  Tal vez esperaba que ella se interesara por el poeta y me diera pie a hablarle de las dos breves conversaciones que tuve con él, la última no mucho tiempo antes de  su muerte.

El autor de "Palabras para Julia", " El lobito bueno", " A veces gran amor",  " El oficio del poeta" , " El que cuenta las campanadas" y otros muchos hermosos poemas, que tan determinantes han sido en mi vocación, es completamente ignorado por muchos. Como si la poesía no tuviera la importancia capital que yo he llegado a darle .
Incluso lo ignoran los que han sufrido un gran dolor y encontrarían consuelo en las palabras del  poeta. Es algo que me gusta pensar sin ningún argumento sensato en mi favor.

Tal vez un poeta ha de permanecer ignorado por la mayoría, como una manera de no perturbar el proceso de creación. O la poesía no está hecha más que para las almas sensibles. O es que no le interesa a nadie que no la sufra en sus carnes como una necesidad terapéutica. O no le interesa a nadie, directamente.
El caso es que desde el viernes he escrito varios poemas que tienen un buen aspecto y algún día los dejaré caer por aquí. Salvo que antes haya asumido que la poesía no ha de salir de las reuniones con los pocos amigos que alcanza a tener un poeta tímido y le perdonan las excentricidades propias del oficio.