martes, 9 de noviembre de 2010

Duermevela - Luis Miguel Palma

Oscura cae, tras la luz de las tardes de julio.
Tras la recalcitrante luz, la claridad repulsiva.
Eran blancas. Las paredes. Blancas fueron durante
tanto tiempo… cuando aún pendía.

Y ahora cae. Junto al ruido de las aspas. Antes
de la angustiosa contracción de las pupilas que
añoran las cavernas húmedas y mustias.

La verdad, y su equipaje de adoquines, siempre caen
como la cera de las velas en la noche perpetua.
Oscura. Oscura cae, cual lágrima y mejilla hirsuta,
párpado maquillado y disfraz para la ocasión.

Oscura, sólo esta verdad no nos fue revelada:
la verdad, y su equipaje de látigos y azotes, siempre caen.
Manchando las paredes.