jueves, 7 de octubre de 2010

Las cosas de la vida


El pasado tres de octubre se celebró en Calafell, provincia de Tarragona, un triatlón que congregó a más de tres mil espectadores y cuatrocientos participantes - según la organización o, al menos, alguien que tenía pinta de pertenecer a ella-.
Como a mí no me gustan estas cosas del cansarse y sudar, salvo que estén relacionadas con alguna práctica sexual placentera, me fijé en algunas ( cosas) menos apegadas al espíritu olímpico, por ejemplo: eran mucho más aplaudidas las deportistas femeninas que sus compañeros varones - y no sólo eso, las atletas que más entusiasmo despertaban eran las que tenían las tetas más grandes, así de simple-.
Esta extraña concepción del apoyo moral al atleta se repetía en la carrera ciclista, volviendo a ser las mujeres más jaleadas que los hombres, siguiendo esta vez el nada ortodoxo criterio del atractivo del culo. Cabe señalar la disparidad de opiniones que se produjo en varios momentos de la disputada prueba.

En lo que todo el mundo estuvo de acuerdo fue en abuchear a los Mossos d' Esquadra, la simpática policía autonómica de Cataluña, y, cada vez que se aproximaban a la zona más animada del público, eran recibidos con gritos favorables a la in-de-pen-den-ci-a, in-de-pen-den-ci-a, haciendo caso omiso, en honor a la verdad, del atractivo culotetil de los/as agentes.

A título anecdótico, me parece oportuno señalar el elevado porcentaje de turistas extranjeros,que se sumaron al saludable deporte de meterse con la autoridad. Me pareció una metáfora de la Cataluña convergente que se avecina, en la que nada será lo que parezca.