sábado, 20 de marzo de 2010

Piedad

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha manifestado a los medios de comunicación de su país, que la República Francesa no tendrá ninguna piedad con los asesinos de Jean-Serge Nérin, el primer policía francés muerto a manos de ETA.

Entiendo la ira de Francia, pero Sarkozy no debería olvidar que la piedad está en el núcleo madre de la idea republicana. La República nace contra la tiranía, como una idea de participación colectiva en un proyecto común. Esta idea de piedad, junto con las de libertad, justicia u otras similares, forman el conjunto de referentes morales que nos sitúan por encima de los terroristas. Francia ha de ser firme, pero no cruel: no puede reducirse al papel de vengadora.

Sarkozy no pretende otra cosa que situarse en el centro del debate político francés, recuperar la iniciativa y volver a ocupar el primer puesto en las preferencias políticas de los franceses. Pero no puede permitírsele, ni a él ni a ningún otro político, el abandono de las reglas de juego democráticas en la búsqueda de réditos electorales. Si la idea republicana deja paso a la venganza, pierde toda legitimidad y no puede contemplarse como una esperanza.

Los etarras, que no son otra cosa que unos asesinos desalmados, verían colmada su felicidad si Francia - o España- se vengara en lugar de aplicar la justicia: ése sería su gran logro.