martes, 9 de marzo de 2010

Laura ( Otto Preminger - 1944)


Una atractiva publicista,Laura Hunt, aparece muerta en su apartamento, el detective Mark McPherson es el encargado de dirigir la investigación. McPherson interroga a todos los allegados de Laura, el periodista Waldo Lydecker, que protege a Laura y se convierte en su confidente; Shelby Carpenter, novio de Laura y seductor profesional; Anne Treadwell, la tía de Laura.

En el transcurso de la investigación, McPherson, intuye que todos están fascinados por Laura, sucumbiendo él mismo al atractivo de la fallecida. Pese a las apariencias, Laura vivía rodeada de mentiras y en el centro de las ambiciones de los otros: Waldo, quiere moldear a Laura hasta convertirla en su ideal de mujer; Shelby se acuesta por dinero con la tía de Laura, Anne, acostumbrado a conseguir todo lo que quiere pagando.

Laura es una de las más turbadoras historias de amor que se han rodado, además de un espléndido filme negro, más cerca del polar francés que de los cánones de Hollywood, los personajes están dotados de una ambigüedad indispendable para dar sentido a la obra. El guión de Jay Dratler es francamente bueno, y la banda sonora de David Raskin, mítica. El austríaco Otto Preminger, uno de los grandes, dirigió la película conservando la estructura teatral.

Ésta, es una de esas películas que, incluídos muleros compulsivos, todo el mundo debería ver de manera adecuada, para no perder ni uno sólo de los matices de la obra, tal y como fue concebida.

El trabajo de los actores es sobresaliente: Dana Andrews es un muy convincente y torturado detective McPherson; Clifton Webb - Waldo-, uno de los grandes secundarios del cine norteamericano, borda el papel de homosexual reprimido y misógino; Vincent Price - Shelby-, que después triunfaría en el terror B de Roger Corman, compone un notable gigoló de vía estrecha, óptima pareja de Judith Anderson como la tía Anne.
En último lugar dejo a Gene Tierney - Laura-, una de las mujeres más hermosas del cine, amén de grandísima actriz. No puedo decir nada más; ella está, como siempre, maravillosa. Para acabar, una escena mítica...