martes, 20 de octubre de 2009

Poesía - Jorge Arbenz

Morir
Morir dulcemente mientras contemplas
la calle que llamas tuya
a última hora de la tarde
Las luces de los comercios
de los coches las sirenas
Gente que camina con prisa para llegar
a su casa o a la de su amante
Llenas las terrazas de los bares
en este mes de octubre
En el horizonte de la ciudad
las grúas los nuevos rascacielos
y a lo lejos la única chimenea visible
de las muchas que hubo en el
barrio del Poble Nou
Morir
Morir dulcemente porque han quedado atrás
tantas palabras irrecuperables
Entonces y sólo entonces la realidad
dejará de ser abstracta